domingo, 21 de marzo de 2010

Te van a salir lunares en las retinas.


Me pasa cada dos por tres. Cada dos de los tres segundos que se pierden en decidir cuánto tiempo hay que esperar antes de desplumar las ansias que una tiene de bajarle la cremallera a todas las historias que dejan sus finales muy cerrados. Me pasa por todo eso que dice la genética. Por esa cabezonería que me empeño en salvaguardar. Por todos los ratos a los que doy el replay incontables veces (y otra, y otra más). Por asentir todos los consejos pero luego acatar normas de pirata. Me pasa por creer que puedes tener otro ángulo, mucho más allá de los 360 grados. Por guardarte en el contestador. Por poner tanto énfasis en cada “demasiado” y tan poco en cada “yo nunca”. Por beber litros de café, por ahogarte en cada sorbo y sacarle tanta garra a cualquier asunto (Cualquier que no apunte buenas maneras). Me pasa por que nos apostamos hasta los suspiros. Porque hubiera sido más efectivo un buen tortazo a tiempo que todas lass promesas a destiempo. Porque en cada dos de los tres días que me empeño en darle esquinazo siempre hay una gran lista de “pros” que vacilan sin cuidado hasta el último de sus “contras”.

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