domingo, 4 de octubre de 2009

In crescendo

Me lo creí. Pensaba que estarías aquí para que fuéramos juntos a un concierto cualquiera. Para dejarme romper tus ventanas y hacer de nuestros caos un arte. Para usar todos mis posticks en ti y decirte cualquier cosa que no fuera excesivamente concluyente o demasiado cerrada como para que no pudieras añadir un par de líneas más y sacarme un kilometro entero de sonrisa y un metro cuadrado de besos. Pero no. Ya no me susurro antídotos que lo único que hacen es paliar mi impotencia mientras en la parte trasera todos mis cimientos se desploman a ritmo de radio-fórmula. Con todo muy caótico. Lo sé. Soy así de complicada, es algo que siempre me ha salido solo. Mi manera de reordenar mi universo es desordenándolo. Pero eso ya no me sirve, ya no me esconde. He pasado del desorden al caos existencial. Y la verdad, no es que quiera ocultarme pero he pasado tanto tiempo con la cabeza gacha, sin mirar tus verdades de frente, que ahora cada vez que me las repito en voz baja se me seca la garganta y… me quema. Como un dolor mudo que suplica y erosiona. Como que después de tanto tiempo no sepamos con seguridad nada uno del otro y no tengamos futuro.

¿Futuro? Entre nosotros esa palabra ya no tiene… futuro. Pero no te preocupes porque eso no debe lastimarnos, al fin y al cabo… “¿no te das cuenta de que media humanidad vive pensando en el futuro y se queda sin presente?”

No hay comentarios:

Publicar un comentario